CARTA DEL CARDENAL JUAN JOSÉ
OMELLA, OBISPO DE BARCELONA EN RELACIÓN CON
EL COVID-19 Y SUS IMPLICACIONES
Barcelona, 14 de marzo
de 2020
«A
vosotros, amados de Dios,
gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre»
(Cf. Rm 1,7)
Queridos diocesanos:
El coronavirus ha puesto en jaque a nuestro mundo:
la economía, la política, la religión,
la sanidad pública, las escuelas y universidades,
etc. Es como si, de pronto flotásemos en el
aire sin pisar tierra firme. Y a todos nos entra una
cierta dosis de incertidumbre, de preocupación,
de angustia y de miedo, parecida a la que tenían
los apóstoles cuando navegaban en el lago de
Tiberíades y un fuerte viento zarandeaba la
barca hasta el punto de ponerla en riesgo de hundirse.
Nos invaden esas preguntan que están en el
ambiente, en el corazón de los ciudadanos:
¿Qué tenemos que hacer? ¿Estamos
haciendo lo correcto? ¿Habría que tomar
medidas más tajantes?
El papa Francisco nos pide que atendamos a los enfermos
y que no tengamos miedo de acercamos a ellos. Es parte
esencial del ministerio de los sacerdotes estar cerca
de la gente. Y es también una gran oportunidad
para que todos, sacerdotes y laicos, nos convirtamos
en agentes evangelizadores con nuestro testimonio
de entrega, oración y amor.
Desde el Arzobispado se han enviado unas recomendaciones,
sigámoslas. Desde el Ministerio de Sanidad
y la Consejería de Salud nos han dado unas
normes que hemos de seguir.
Queda siempre la pregunta sobre cómo actuar
en la administración de los sacramentos. En
todo caso, no debemos olvidar que los sacramentos
son “medicina espiritual” para el alma
y también para el cuerpo.
Las autoridades nos insisten en la importancia de
colaborar activamente siguiendo sus indicaciones para
evitar que este virus se propague. Os ruego insistentemente
que sigamos todas sus instrucciones. Por ello, os
comunicamos que, mientras dure esta situación
de grave crisis sanitaria actual:
Todos los fieles de nuestra Archidiócesis
de Barcelona quedan dispensados del precepto dominical.
Quedan suspendidas todas las celebraciones públicas
de la Eucaristía.
Por este motivo, es importante recordar a todos los
fieles que pueden seguir devotamente la celebración
de la Santa Misa por televisión o por radio.
Sin embargo, sería deseable también
que los templos estuvieran abiertos para que cualquier
persona pudiera ir a rezar, a adorar al Señor
presente en los sagrarios de las iglesias, teniendo
en cuenta las normas de distancia, de no aglomeraciones,
etc. El papa Francisco así nos lo ha recordado
durante la celebración de la Misa diaria en
Santa Marta del viernes 13 de marzo.
No olvidemos que en casa podemos rezar solos o en
familia. Y que a Dios lo encontramos también
en las personas que nos rodean. Muchas personas están
solas, no podrán salir a la calle a comprar
la comida o las medicinas y necesitarán también
el consuelo de una visita, de una llamada telefónica.
¿Por qué no hacer ese gesto de buen
samaritano atendiendo a los hermanos más necesitados,
a nuestros vecinos de casa o de la escalera de nuestros
bloques de vivienda? Eso sí, siempre siguiendo
las indicaciones sanitarias exigidas para evitar el
contagio, especialmente entre la población
de riesgo.
1.- A los poderes públicos
Quiero
agradecer al Gobierno del Estado y de la Generalitat,
a las Administraciones públicas, así
como a los servidores públicos vuestro enorme
esfuerzo por atender esta emergencia producida por
la pandemia del coronavirus. Soy consciente de que
no siempre es fácil tomar decisiones impopulares,
pero, a veces, lo exige el bien común de todos
los ciudadanos. Hoy, más que nunca, las autoridades
necesitáis de nuestra oración intensa
para que el Señor os ilumine y os dé
la necesaria serenidad para tomar las decisiones que
sean oportunas.
2.- A los trabajadores de los Centros Sanitarios
Quiero
agradecer de todo corazón la labor inmensa
que estáis realizando tantos médicos,
enfermeros, auxiliares, y personal administrativo
y de limpieza de los centros hospitalarios. Vosotros
estáis regalando todo vuestro saber, vuestra
energía y vuestro tiempo por atender a nuestros
hermanos y hermanas enfermos. Lo hacéis conociendo
el riesgo de contagio de este virus. Algunos de vosotros
os habéis infectado durante vuestra atención
a los enfermos. Gracias por todo este servicio y por
el amor con el que atendéis a los enfermos
y acompañantes. Pido a todos los fieles que
recen intensamente para que el Señor os sostenga
y os ilumine en esta noble misión al servicio
de la humanidad.
3.- A los contagiados por el virus y a los
que estáis en cuarentena
Vosotros
estáis siendo los primeros en padecer los efectos
de este virus. Nos dicen los expertos que tarde o
temprano muchos de nosotros pasaremos este mismo proceso.
Gracias por vuestro testimonio de entereza, gracias
por vuestros detalles con las personas que os atienden
y cuidan de vosotros con tanta entrega generosa. Gracias
por poner todo lo que está de vuestra parte
para evitar nuevos contagios. Todos vosotros estáis
presentes en nuestras oraciones, pedimos por vuestra
pronta recuperacion.
A otros
os toca pasar por la incertidumbre de la cuarentena.
No os encontráis mal, pero os toca seguir estas
medidas de prevención. Gracias por vuestra
paciencia. Aunque no os lo parezca, puede ser un tiempo
ideal de retiro personal y espiritual. Vais a tener
tiempo libre. Que no os roben todo el tiempo las tecnologías.
Sí, dedicad tiempo para pensar, para repasar
vuestra vida, para pensar hacia dónde y cómo
queréis orientar el resto de vuestras vidas
en este mundo, a la espera del encuentro definitivo
con Dios.
4.- A las personas de riesgo: mayores, niños
y enfermos crónicos
Este tiempo
de incertidumbre puede ser para vosotros de una mayor
preocupación y angustia al ser conscientes
de vuestra fragilidad. Debéis saber que no
estáis solos, que contáis con nuestra
oración y con la cercanía atenta de
todos los fieles de esta diócesis. No dejéis
de pedirnos ayuda, atención, escucha, etc.
Por favor,
os pido que sigáis con atención y responsabilidad
todos los consejos e indicaciones de nuestras autoridades.
Ellos velan por todos nosotros y, de una manera particular,
por cada uno de vosotros. Os invito encarecidamente
a quedaros en casa ya participar en la Misa diaria
o dominical a través de la TV o de la radio.
Los niños
y niñas seguro que os habéis dado cuenta
de que vivimos un momento singular. Pueden parecer
unas vacaciones, pero bien sabéis que se trata
de un tiempo que va a poner a prueba vuestra paciencia.
Puede ser un tiempo ideal para dejar que crezca vuestra
creatividad. Os pido que ayudéis mucho a vuestros
papás y mamás. Ellos necesitan de vuestra
colaboración. La mejor manera es que seáis
obedientes, que les ayudéis en las tareas de
la casa, que sepáis distinguir los momentos
de hacer deberes de los de jugar. Y, en estos días,
que, seguro que van a ser bastante largos, no os olvidéis
de Jesús y de la Virgen María. En familia
y personalmente rezad, hablad con Dios, confiaos a
los ángeles de la guarda.
5.- A los padres, madres y a los profesores
No siempre
somos conscientes de la hermosa labor de los padres
que cuidan y educan a sus hijos. Gracias por la entrega
generosa que tenéis hacia los hijos. Ellos
son el futuro de la sociedad y de la Iglesia. A pesar
de que a veces os toca sufrir, los hijos son la alegría
de padres y abuelos. Son un regalo que Dios os confía.
Estos
van a ser tiempos de roces y de pasar mucho tiempo
juntos. No va a ser fácil, pero os animo a
seguir educando a vuestros hijos, no abandonéis
esa misión tan hermosa que, en primer lugar,
os corresponde a vosotros en beneficio de toda la
sociedad. ¡Cuánto debemos a nuestros
padres y abuelos! Este tiempo que nos toca vivir es
también una gran oportunidad para el diálogo
profundo en familia, para repensar nuestros esquemas
de valores. Pidamos a Dios que os ilumine y que os
guarde siempre en su paz.
Ç
Y agradezco
también a los profesores la paciente y exigente
labor de formar a los alumnos. Seguid haciendo este
apasionante trabajo en conexión directa con
los padres. Esta crisis a buen seguro va a generar
muchas preguntas profundas en nuestros niños
y jóvenes. Será una gran oportunidad
para ir a fondo, para promover los valores humanos,
éticos y espirituales. Recordadles que no consiste
todo en saber mucho para ganar mucho dinero. Ayudadles
a descubrir los valores de la solidaridad, de la fraternidad,
de la convivencia, de la tolerancia y del respeto
a la diversidad.
6.- A los presbíteros, diáconos,
consagrados/ as y agentes de pastoral
Gracias
por la labor impresionante que realizáis en
las distintas parroquias, lugares de culto, en los
distintos ámbitos de la pastoral. También
a vosotros os preocupa la situación que estamos
viviendo por causa de esta pandemia.
Procurad
estar cerca de quienes sufren y lo pasan mal, aunque
solo sea porque sienten la soledad y la angustia del
contagio de la enfermedad. Estad disponibles en todo
momento para acoger y atender a todos. A veces basta
simplemente escuchar, dar una palabra de consuelo
y de ánimo. Durante estos días, aprovechad
de una manera particular el teléfono, intemet
y las nuevas tecnologías para estar muy cerca
de vuestros feligreses.
Ayudadles
a descubrir la presencia de Dios en medio de este
desconcierto, del dolor ocasionado por la pandemia.
Osad ser como los apóstoles en la barca que
despiertan a Jesús y le piden que intervenga
en esa tempestad que está a punto de hundirles
en el lago de Tiberíades. Ayudadles a orar,
a ofrecer la vida, el miedo, el dolor por la salvación
del mundo.
Respetando
siempre las recomendaciones de las autoridades sanitarias,
tened abiertas las iglesias, donde sea posible, a
fin de que las personas que lo deseen puedan ir a
rezar.
Desde
el Secretariado Diocesano de Catequesis os enviaran
una propuesta catequética, elaborada a partir
del Evangelio de cada domingo, para que la hagáis
llegar a todas las familias. Creemos que puede ser
una buena manera de orar juntos y compartir la fe
en familia y, a la vez, estar en comunión con
toda la Iglesia.
Invito
a todos los sacerdotes de la diócesis a continuar
ofreciendo la Eucaristía diaria en sufragio
de vivos y difuntos, y, en particular, para que el
Señor ponga fin a los efectos dolorosos de
este virus.
En estos
días en los que necesitamos estar muy atentos
a la evolución de la situación, hemos
acordado, juntamente con los obispos auxiliares, la
celebración cotidiana de sesiones de coordinación
para velar por vosotros y por el servicio y la atención
que debemos ofrecer a nuestros fieles.
7 .- A todos los miembros de esta Iglesia
que peregrina en Barcelona
Quiero
acabar esta carta con una invitación a todos
y cada uno de vosotros a aprovechar esta situación
que nos toca vivir para crecer en nuestra vida espiritual.
Son días en los que se nos pide quedamos en
casa. Dispondremos de tiempo para muchas cosas, entre
ellas, os invito a que regaléis tiempo a Dios.
La reclusión en nuestras casas puede ser un
buen momento para el recogimiento y la oración
personal y familiar. Es también un tiempo ideal
para la lectura de la Palabra de Dios. Reservemos
algunos momentos para la lectura atenta y orada de
los pasajes bíblicos que la Iglesia nos ofrece
en la liturgia de estos días de Cuaresma.
Os deseo
a todos una provechosa Cuaresma, camino hacia la Pascua,
en este año de gracia del Señor en el
que se nos pide una mayor conversión a Dios
y una mirada atenta hacia los hermanos, que son presencias
vivas de Cristo entre nosotros.
Tengamos
muy presentes en nuestra oración a todos nuestros
hermanos y hermanas que nos han dejado. Pedimos con
confianza que puedan gozar en la presencia de Dios
acompañados de todos sus seres queridos.
Acabo
invitándoos a rezar esa hermosa oración
que ha hecho el Santo Padre
Francisco para estos momentos en los que el coronavirus
nos atormenta a todos.
"Oh Maria, ttÍ resplandeces siempreen
nuestro camino como signo de salvacióny de
eJperanza.
Nosotros
nos confiamos a ti, Salud de los enfermos,
que bqjo la cruz estuviste asociada al dolor deJesús,
manteniendofirme tufe.
Tú,
Salvación de todos lospueblos, sabes de qué
tenemos necesidad
y estamos seguros que proveerás, para que,
como en Caná de Galilea, pueda volver la alegriay
lafiesta deJpttés de este momento de prueba.
Ayúdanos,
Madredel Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padrey a hacer lo
que nos diráJesús, quien ha tomado sobre
sí nuestros s¡,ifrimientosy ha cargado
nuestros dolores para conducirnos, a través
de la Ct'#Z; a la alegria de la resurrección.
Bajo
tu proteccián buscamos refugio, Santa Madre
de Dios. No desprecies nuestrassúplicas, que
estamos en la prueba, y libéranos de todo pecado,
o Virgen gloriosay bendita".
¡Qué el Señor os bendiga, os guarde
y os conceda la paz!