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Pasadas las seis y media de la tarde, dieciséis costaleros alzaban en el interior de Santa Ana el trono del Cristo de la Buena Muerte, mientras las filas de nazarenos encendían sus antorchas y se preparaban para salir a la calle. A destacar que entre los penitentes había una docena de usuarios del Hospital de Campaña de la parroquia. Estas personas sin hogar comparten a lo largo del año con el Cristo de la Buena Muerte el techo de la parroquia de Santa Ana, donde encuentran el cobijo físico y espiritual que necesitan, por ello han querido compartir también la salida procesional del Cristo de la Buena Muerte y acompañarlo en su marcha por las calles de Barcelona.

La Congregación con este gesto quiere ser coherente con la acción parroquial y llevar a la calle, a la vez que hacer visible, la labor que se desarrolla durante todo el año en la parroquia.

Este año se cumplía 50 años de la última vez que salió en la tarde del Viernes Santo la tradicional procesión de la Buena Muerte que llegó a aglutinar un total de 17 pasos en su última salida en 1968. Es por ello que la Congregación de la Buena Muerte ha querido procesionar junto con la Cofradía de la Virgen de las Angustias y la Imagen del Nazareno (Cautivo) de San Jaime, en un intento de recuperar la citada procesión.

En el cortejo llamaba mucho la atención del público los cuadros portados por los sintecho, en los cuales se mostraban momentos de su vida cotidiana junto a los voluntarios de la parroquia. Escenas donde se veía a estas personas compartiendo mesa con voluntarios, siendo oídos por ellos o simplemente tomando un descanso en el interior de la iglesia.


Después de discurrir la procesión por la calle Portaferrisa, llegó a Petritxol, lugar donde los costaleros un año más sufrieron para sortear los obstáculos que se encuentran para el paso del Cristo, antes de llegar a la Basílica del Pi, donde se produjo uno de los momentos más emotivos de la noche cuando asomó a las puertas de la Basílica la imagen del Cristo de la Sangre y se cantó el Credo.

Momento importante de la procesión fue el encuentro con la Hermandad de Jesús del Gran Poder y la Esperanza Macarena en la Plaza de la Catedral y las posteriores palabras que el Cardenal de Barcelona Monseñor Juan José Omella dirigió a los convocados.

Tras las palabras del Sr. Cardenal los congregantes se dirigieron por la Calle del Bisbe y Ferràn hasta la Iglesia de Sant Jaume, donde concluyó la procesión con una plegaria dirigida por el rector de santa Ana, Mossén Peio Sánchez.

La Congregación se siente dichosa de haber realizado por quinto año consecutivo, manifestación de fe acompañando al santísimo Cristo de la Buena Muerte por las calles de Barcelona.

Tenemos la certeza que nuestra labor de llevar la presencia de Cristo, junto con las de otros cristos que sufren nuevos martirios y conviven con nosotros a la presencia de los barceloneses, es algo beneficioso y hace visible las miserias que nos acompañan día a día, así como el esfuerzo que muchas personas realizan para ser cirineos de los más desfavorecidos de la sociedad.

Gracias a todos los que habéis participado de una u otra forma y mostraros nuestro deseo que sigáis haciéndolo en el futuro y a los que todavía no os habéis implicado en este proyecto, deciros que la Congregación está totalmente abierta a recibir todo aquel que quiera participar y os invita a disfrutar de esta experiencia.



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